Hoy me gustaría que hablemos de los “terribles” 2 años. Se trata de un momento en la edad de un niño en el que los adultos, sobre todo mamá, papá y/o cuidadores, nos empezamos a dar cuenta de que hay un cambio en la conducta del niño. En este momento la rutina se torna muuucho más difícil.

Pero ¿qué es lo que realmente pasa en esta etapa del desarrollo y por qué en realidad deberían llamarse “los maravillosos 2” y no “los terribles 2”, como solemos decirle? Y además, es importante saber cómo nosotros, como adultos, podemos acompañar estos cambios que aparecen a partir de los 18 meses de vida, para potenciar el desarrollo de nuestros bebés y fortalecer el vínculo afectivo.
Es muy común que nosotros pretendamos que los niños comprendan nuestra lógica cuando en realidad, nosotros debemos comprender la lógica del niño. Me gusta traer un ejemplo cuando hablamos de esto y se trata de un momento que suelo tener con mis hijas:
—Martina, dame por favor ese juguete.
—¡No, es mío!
—Justina, dejame ponerte los zapatos.
—¡No, yo sola!
Rebeldía, capricho, desobediencia son de los logros más importantes del niño porque dan cuenta de su maduración emocional y psicológica.
El lazo madre e hijo
Durante el embarazo, mamá y bebé son uno solo, lo que se denomina díada. Cuando llega el momento del nacimiento, aunque hay una separación física no hay separación emocional. Para la psiquis del bebe él solo es una extensión de su mamá. En cambio, a los 18 meses, el bebé deja de percibir esto, dentro de sus psiquis entiende que mamá tiene intereses diferentes a los suyos y son personas distintas. Ella quiere una cosa y el bebé otra.
Este es un proceso de individualización y se trata de un proceso en el que ambos se convierten en sujetos autónomos, con identidad propia, que se diferencian de todos los demás. A los 18 meses, específicamente a los 2 años el bebé empieza a desarrollar el “sentido del Self” (mucha gente lo llama “la primera adolescencia”. Ese “no”, ese “yo solita”, es la primera vez donde el niño pone límites, asumiéndose como un sujeto independiente y fuerte.
Es por eso que deberíamos valorar esta etapa y sentirnos orgullosos de ese logro, no enojarnos. Cuando el niño dice “no” está queriendo ratificar su independencia y, a su vez, cuando el bebé nota que su “no” tiene un efecto en su madre, no solo entiende que tiene poder de decisión, sino que se da cuenta que genera un impacto en el mundo que lo rodea.
Esas frases que nos molestan a los adultos, como “no, yo solito”, “no me gusta”, “no quiero”, en realidad representan una gran certeza, porque significan que:
1. Puede escoger algo diferente a su mamá.
2. Tiene poder de decisión.
3. Lo que hace tiene un efecto en el mundo.
Entonces, a partir delos 18 meses el bebé está generando conciencia de sí mismo y gracias a estos cambios físicos y psicológicos se establece la base de la autonomía.
El niño se concibe diferente a su mamá y descubre que tiene deseos propios. Está cultivando la capacidad de tomar decisiones y de poner límites a su entorno. Ahí, entonces, cuando dicen “no quiero”, “no me gusta”, “no deseo”, su principal objetivo a los 2 años es defender sus deseos y medir su poder en el mundo. El niño se pregunta qué tanto de todo esto puede cumplirse y qué tanto de esta necesidad puede modificar el exterior, el mundo, entonces descubre cosas como “mamá, soy yo la que va llamar el ascensor, no vos”, precisamente para explorar este efecto que tiene sobre el mundo.
A los adultos nos molesta esta etapa por desconocimiento. No es que hay algo malo en el niño en esta etapa, de hecho el niño necesita “salirse con la suya” para poder construir su poder personal. Por eso esta iniciativa de querer algo e ir por eso y sobreponerse a los demás es un síntoma saludable.
Cuando los niños ponen límites, se trata de un momento importante porque, gracias a esos límites que ponen a sus 2 años, están construyendo la capacidad de decir “no” en el futuro. Es decir, en la adolescencia y vida adulta es esto lo que les va permitir tomar decisiones responsables y evitar situaciones de peligro.
¡Eduquemos en positivo!